Los dedos de la mano, para poder flexionarse, hacen uso de una especie de poleas. Sí, el sistema es similar a una polea de una obra por la que pasa una cuerda y que, al tirar de un extremo, produce la subida del cubo y al soltar, su bajada.
En las manos sucede por igual: un músculo tira de un tendón, que pasa por una serie de lugares en las articulaciones y que provoca que un dedo se contraiga o se estire.
Los puntos por los que pasa ese tendón en las articulaciones son como una especie de pequeños canales perfectamente lubricados para que se deslicen con facilidad y que los movimientos del dedo sean fluidos.
Sin embargo hay ocasiones en las que ese paso se ve entorpecido por algún motivo y el tendón "se atasca", teniendo que hacer el músculo más fuerza y soltándose de golpe (de ahí lo de "en resorte").
Esos canales de paso son llamados "poleas" por el parecido en funcionalidad con las poleas que conocemos.
Para ser más descriptivos en lo que sucede imaginemos una mano que funciona con fluidez. La cadena de sucesos que, finalmente, deriva en esta dolencia es:
- El dedo abre y cierra con normalidad durante toda la vida.
- De pronto, por algún motivo, uno de los canales por los que pasa el tendón se inflama "agarrando" al tendón. Así, el tendón comienza a sufrir.
- Dicho sufrimiento del tendón provoca su inflamación, que termina derivando en un abultamiento o nódulo. Precisamente es este nódulo el que se termina por atascar en la polea y cada vez que pasa por ella en una dirección o en la contraria provoca un salto (el resorte) acompañado de dolor.
Esta dolencia no sólo es propia de personas adultas, sino que se presenta en niños habitualmente como consecuencia de algún traumatismo (típico golpe jugando que inflama la zona de una polea o el propio tendón y aparece este efecto) o del propio desarrollo. En muchas ocasiones basta con dejar pasar tiempo (no unas horas sino varias semanas) y desaparece por si sólo (a medida que la inflamación del golpe se va o que el niño se va desarrollando). Incluso hay casos en los que esta dolencia es congénita.
Ahora ya sabemos lo que es, pero ¿cómo se trata? Para ello hay varios métodos, siempre dependiendo de la gravedad del caso:
- Empleo de infiltraciones con esteroides, que persigue desinflamar el tendón afectado para que vuelva a pasar con normalidad por la polea.
- Cirujía mediante aguja que, sin hacer corte alguno, trata de alisar la zona afectada del tendón.
- Cirujía con incisión (es la más habitual para los dedos pugar e índice) quedando accesible al cirujano una pequeña zona del tendón (cosa de menos de 2 centímetros) para que pueda tratar la parte afectada del tendón de manera más sencilla y certera.
Así que ahora ya sabemos que:
- Es un asunto bastante habitual.
- Se trata de un tendón al que le cuesta pasar por un determinado conducto y, cuando lo hace, se libera de golpe produciendo el efecto de "resorte" (lo de "gatillo" viene de la similitud que adopta el dedo atascado con uno puesto en un gatillo).
- Es corregible (aunque después de la intervención que dura nada hay que hacer bastante rehabilitación).
Nota: conviene que leas el artículo que tenemos publicado sobre "dupuytren".
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